Antonio Balsalobre y su cuaderno de articulillos independientes

No hay color

Una vez más, Pedro Sánchez recupera la iniciativa política. Su apuesta por repartir de forma justa los costes de la crisis, como le venía reclamando la izquierda, la suya y la que lidera Yolanda Díaz, es la mejor noticia que pudo llegar el martes. Para las clases medias y trabajadoras, como se les llama ahora, o “los trabajadores de todo tipo”, como los llamaba la Constitución democrática de la Segunda República. Un impuesto específico para las grandes energéticas y otro para la gran banca, que se están haciendo de oro con la crisis, así como otras medidas de gran calado social, profundizan en esa vía. Los populares, descolocados, evitaron hablar de las medidas económicas. Se enfrentaban a todas luces dos modelos. Sirva como botón de muestra este ejemplo. Dar 100 euros más mensuales a becados de rentas bajas o medias, como propone el gobierno; o becar a familias de rentas altas, de hasta 150.000 euros, en colegios privados, como plantean algunos de ellos. No hay color.

Asombro y pasmo

Como a muchos, me imagino, las imágenes que nos desvelan el universo profundo me fascinan y marean al mismo tiempo. Será por las incógnitas que despiertan y las certezas que refrendan. Me deslumbran porque son de una belleza cósmica extraordinaria y abruman por la pequeñez e insignificancia a la que nos reducen. Las imágenes a todo color que acaba de enviar el telescopio James Webb, el mayor observatorio astronómico jamás lanzado al espacio, en las que se aprecian miles de galaxias en una parte ínfima del universo, reúnen todos los ingredientes para provocar estos sentimientos encontrados. Son instantáneas de gigantescas nubes de gas y polvo o de galaxias en plena colisión que acojonan y que contrastan con la placidez que me produce esta mañana lo que estoy viendo a través de mi ventana: un machadiano día azul y un sol de la infancia.

Agradecidos

José Guirao era de una tierra fronteriza que en mi particular atlas geográfico yo llamo Andalucía murciana o marca murciana que acabó siendo andaluza. Aunque para el caso, eso da lo mismo. Lo importante es que este hombre nacido en Pulpí y “estudiado” en la UMU llegara a ser lo que fue. Entre otras muchas cosas, concejal de su pueblo, brillante gestor cultural experto en arte español (director del Centro Reina Sofía) y Ministro de Cultura. Originario de una tierra rica en espartizales y artesanía espartera, tuvo que ser durante su mandato de ministro cuando se declarara a propuesta suya la cultura del esparto ‘Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial’, paso previo para que pueda ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El Museo del Esparto de Cieza, del que tengo el honor de formar parte, así como el mundo de la cultura del esparto, en sus múltiples facetas, le estarán por ello siempre agradecidos.

Fraccionado

Las promesas solo comprometen a quien se las cree, asegura el manual de la marrullería política. López Miras y Patricia Fernández sellaron, según la crónica política, un pacto de unidad, y ésta se lo creyó. Yo te integro a ti y a los tuyos en la nueva ejecutiva y a cambio tú no me disputas la presidencia del partido en la Región de Murcia. Nada nuevo ni escandaloso en las trastiendas de la política. Lo cuestionable es que, llegado el caso, Miras no hiciera honor a su palabra, pasándose por el arco de triunfo el acuerdo, y en lugar de integración acabara cediéndole a la edil solo un humillante puesto de consolación. Tirando de dignidad, la archenera no apareció por el Congreso. De lo que vaya a hacer de aquí en adelante ya nos enteraremos. De momento, el PP regional queda fraccionado y enfrentado. Y con un Miras en disposición de seguir prometiendo.

 

 

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